
17 de marzo de 2007
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8 de marzo de 2007
Orígenes del tango


Los intentos para tratar de reconstruir la historia del tango fueron muchos, lo cierto es que no se conoce bien cómo, cuándo y dónde se inició.
Al tango se lo vincula con todo lo negro, con los africanos, pero es una género exclusivamente “porteño” de la ciudad de Buenos Aires.
Otros opinan que el tango deriva de otros estilos musicales, una especie de "mix" constituido por la coreografía derivada de la milonga, el ritmo del candombe y la emotividad y esa especie de melodía sentimental con gran fuerza emotiva de la habanera.
Empieza a difundirse alrededor del año 1880. Por aquellos años empiezan a pulular los burdeles con mujeres (minas) que venían de todas partes, especialmente de Europa, con la idea de atender a los inmigrantes que habían dejado a sus mujeres y familia en busca de "hacer la américa".
Con el tiempo el tango se hacía monótono y para no aburrir al público le empezaron a agregar, en un principio tríos y más tardes diferentes agrupaciones de músicos.
El éxito fue tan grande como imprevisto y estos espectáculos empezaron a hacerse más frecuentes. Había comenzado ya la participación del público bailando.
Escuetamente se supone que así comenzó el tango.
Sobre los primeros autores de tango y letras del mismo tampoco se tienen certezas.
Se supone que el primer autor de tango fue Juan Pérez con un tema que se llamaba “Dame la lata”, allá por el año 1880, pero como sucede con estos desarrollos culturales es muy probable que hayan habido otros autores desconocidos y otros temas.
El país donde curiosamente se empezó a bailar por primera vez el tango fue Cuba, pero en Buenos Aires ya había comenzado las salas de bailes y academias los primeros bailes donde se cree que participaban sólo hombres.
5 de marzo de 2007
El ángel dormido
Eladia Blazquez
Cuando nace un niño... como de costumbre...
Se enciende una estrella, para que lo alumbre.
Pone Dios la mano sobre su cabeza,
y es cuando la gracia de la vida empieza...
Le hace ver la imagen de su semejanza,
le habla en un lenguaje, lleno de esperanzas...
Es de sus creaciones su mayor orgullo.
Y como un capullo, al primer latido...
se despierta el genio de un ángel dormido.
Pero luego el ángel, pasa a nuestro lado...
en la piel de un niño triste... abandonado.
Es un cimbronazo para la conciencia.
Como un gran fracaso, que nos da vergüenza...
Meditemos todos y que sepa el hombre...
Encontrar el modo, de honrar... su nombre.
Porque sin memoria, de ese bien perdido...
volverá sin gloria, de su propio olvido...
a buscar el ángel... su ángel dormido
Canción inspirada en los niños que sobreviven en las calles.
2 de marzo de 2007
Eladia Blazquez y Ástor Piazzolla


Esta ciudad está embrujada, sin saber...
por el hechizo cautivante de volver.
No sé si para bien, no sé si para mal,
volver tiene la magia de un ritual.
Yo soy de aquí, de otro lugar no puedo ser...
¡Me reconozco en la costumbre de volver!
A reencontrarme en mí, a valorar después,
las cosas que perdí... ¡La vida que se fue!
Llegué y casi estoy, a punto de partir...
Sintiendo que me voy, y no me quiero ir.
Doblé la esquina de mi misma, para comprender,
¡que nadie escapa al fatalismo de su propio ser!
Y estoy pisando las baldosas,
¡floreciéndome las rosas por volver...!
Esta ciudad no se si existe, si es así...
¡O algún poeta la ha inventado para mí!
Es como una mujer, profética y fatal
¡pidiendo el sacrificio hasta el final!
Pero también tiene otra voz, tiene otra piel;
y el gesto abierto de la mesa de café...
El sentimiento en flor, la mano fraternal
y el rostro del amor en cada umbral.
Ya sé que no es casual, haber nacido aquí
y ser un poco asi... triste y sentimental.
Ya sé que no es casual, que un fueye por los dos,
nos cante el funeral para decir... ¡Adiós!
Decirte adiós a vos... ya ves, no puede ser.
Si siempre y siempre sos, ¡una razón para volver!
Siempre se vuelve a Buenos Aires, a buscar
esa manera melancólica de amar...
Lo sabe sólo aquel que tuvo que vivir
enfermo de nostalgia... ¡Casi a punto de morir!...
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